Esta parte es simplemente impresionante. Gracias al viento de levante
y a la vela artesanal que llevo pude llegar en un periquete a Tarifa.
El único pensamiento que tengo entonces es: si tengo que entrar al
Atlántico debo hacerlo ahora, porque se acercan unos días de levante
fortísimo. Así que remo hacia el sitio mas al sur de la isla de
Tarifa (el sur peninsular), guardo la vela para maniobrar mejor y me
preparo para entrar al Océano. No tengo ni idea de como sera, hasta
entonces no note ni una sola corriente en todo el viaje. Pero a pocos
metros delante de mi puedo ver una linea blanca, como en la
desembocadura de un rió. Esto debe de ser el choque de mares. Pues
adelante, cuanto mas rápido mejor pienso. Esa linea blanca se va
haciendo mas grande, y puedo percibir las olas. Parece que el agua este
hirviendo. Me meto de lleno en ello y de seguida me doy cuenta que
cuanto antes salga de allí mejor. Surfeo varias olas raras que no siguen
un patrón normal. Y finalmente con paleadas energéticas consigo salir de
allí.
En este mismo instante me encuentro en el
océano. Las olas son distintas, mucho mas anchas y perfectas. Tantas
veces me han hablado de el, de lo difícil que es, que, sin motivos
reales, me inunda un poco el miedo e intento buscar refugio. La
presencia de unos submarinistas me relaja, pero les pido que me digan
donde puedo refugiarme. Me indican la playa junto la isla, que tengo que
acceder por las arcadas del puente de la carretera. Cuando subo el
kayak a la arena me doy cuenta que esta playa tiene acceso a los dos
mares, y que podría haberme ahorrado bordear la isla. Se me queda la
cara de tonto y me parto de risa!
Seguramente
tenia que vivir esa experiencia, y la recordare siempre. Ahora va a
soplar 2 días de fuerte levante y tendré tiempo para familiarizarme con
el Atlántico y prepararme los primeros mapas de este viaje, y así cuando
baje el viento podre continuar paleando.
El primer día en
Tarifa conozco a dos catalanes, en Pere y en Ruben, que me abren las
puertas de su casa con gran hospitalidad. Nos hacemos rápidamente y esa
misma noche me enseñan todos los bares de Tarifa que van cerrando uno
tras otro con efecto domino, hasta que nos quedamos en la calle. Por
suerte tiene un perro muy listo que se llama Tafu. Pere le pide que nos
lleve a casa, y el solito nos guia el camino. En la foto estamos Pere,
Tafu y Mauri, otro gran amigo de Pere.
Al día siguiente ya se me ha pasado la tontería del temible
océano, y, como viene siendo habitual al día siguiente, me entran ganas
enormes de subirme al kayak. Pero tengo paciencia y intento enterarme de
como funcionan las mareas y las características del Océano. También es
un día que recibo muchos elogios por parte de mi familia y amigos por
haber llegado al Atlántico. No soy de piedra, y me sube la moral. Mis
tíos vuelven a cuidar de mi un día mas y les pido que me tiren la
siguiente fotografía: a mi mano derecha el Mar Mediterráneo, y a la
izquierda el Atlántico.
No comments:
Post a Comment