28 October, 2011

Recordando el diario: Entrando en el Océano Atlántico

Esta parte es simplemente impresionante. Gracias al viento de levante y a la vela artesanal que llevo pude llegar en un periquete a Tarifa. El único pensamiento que tengo entonces es: si tengo que entrar al Atlántico debo hacerlo ahora, porque se acercan unos días de levante fortísimo. Así que remo hacia el sitio mas al sur de la isla de Tarifa (el sur peninsular), guardo la vela para maniobrar mejor y me preparo para entrar al Océano. No tengo ni idea de como sera, hasta entonces no note ni una sola corriente en todo el viaje. Pero a pocos metros delante de mi puedo ver una linea blanca, como en la desembocadura de un rió. Esto debe de ser el choque de mares. Pues adelante, cuanto mas rápido mejor pienso. Esa linea blanca se va haciendo mas grande, y puedo percibir las olas. Parece que el agua este hirviendo. Me meto de lleno en ello y de seguida me doy cuenta que cuanto antes salga de allí mejor. Surfeo varias olas raras que no siguen un patrón normal. Y finalmente con paleadas energéticas consigo salir de allí.

En este mismo instante me encuentro en el océano. Las olas son distintas, mucho mas anchas y perfectas. Tantas veces me han hablado de el, de lo difícil que es, que, sin motivos reales, me inunda un poco el miedo e intento buscar refugio. La presencia de unos submarinistas me relaja, pero les pido que me digan donde puedo refugiarme. Me indican la playa junto la isla, que tengo que acceder por las arcadas del puente de la carretera. Cuando subo el kayak a la arena me doy cuenta que esta playa tiene acceso a los dos mares, y que podría haberme ahorrado bordear la isla. Se me queda la cara de tonto y me parto de risa!


Seguramente tenia que vivir esa experiencia, y la recordare siempre. Ahora va a soplar 2 días de fuerte levante y tendré tiempo para familiarizarme con el Atlántico y prepararme los primeros mapas de este viaje, y así cuando baje el viento podre continuar paleando.

El primer día en Tarifa conozco a dos catalanes, en Pere y en Ruben, que me abren las puertas de su casa con gran hospitalidad. Nos hacemos rápidamente y esa misma noche me enseñan todos los bares de Tarifa que van cerrando uno tras otro con efecto domino, hasta que nos quedamos en la calle. Por suerte tiene un perro muy listo que se llama Tafu. Pere le pide que nos lleve a casa, y el solito nos guia el camino. En la foto estamos Pere, Tafu y Mauri, otro gran amigo de Pere.


Al día siguiente ya se me ha pasado la tontería del temible océano, y, como viene siendo habitual al día siguiente, me entran ganas enormes de subirme al kayak. Pero tengo paciencia y intento enterarme de como funcionan las mareas y las características del Océano. También es un día que recibo muchos elogios por parte de mi familia y amigos por haber llegado al Atlántico. No soy de piedra, y me sube la moral. Mis tíos vuelven a cuidar de mi un día mas y les pido que me tiren la siguiente fotografía: a mi mano derecha el Mar Mediterráneo, y a la izquierda el Atlántico.

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